Cerca de 200 feligreses coparon la capilla de Lourdes ubicada al interior del Hospital Regional de Rancagua el pasado miércoles, para celebrar a Nuestra Señora Del Carmen con la tradicional procesión realizada por los devotos seguidores rancagüinos.
A las 11 en punto de la mañana se dio inicio al devocional en el estacionamiento del Hospital Regional de Rancagua que luego de unas breves palabras, recordando el sentido de la celebración y también pidiendo por todos los presentes, fueron acompañadas por la entrega del Santo Escapulario y posteriormente el comienzo de la procesión hasta la Parroquia del Carmen.
El breve tramo de la procesión, fue encabezada por una tradicional diablada, recordando la “Fiesta Grande” de la Tirana en el norte del país, dando paso al resto de feligreses que seguían el viaje de Nuestra Señora del Carmen hasta la parroquia para recibir la bendición de la Patrona de Chile.
TRADICIÓN DE FAMILIA
Para la comunidad católica del país y la región, el 16 de julio tiene un significado muy especial puesto que se celebra a la Patrona de Chile, ocasión que Rosario Martínez, vecina de la localidad de Cunaco se tomó a término personal y transformó su hogar completo en un altar para recibir a cantores y fieles devotos de Nuestra Señora del Carmen.
La tradición comenzó en 1984 cuando “La Charito” como cariñosamente se le conoce, realizó un especial encargo a la Virgen del Carmen para que esta cuidara a sus hijos y esposo, un conocido huaso corralero experto en domaduras, tarea físicamente demandante y peligrosa. Los buenos resultados de su clamor transformaron el 16 de julio en una tradición de familia que creció hasta acomodar un gran altar para recibir a todo aquel que quiera repetir la experiencia de Rosario Martínez.
La Charito junto a sus 10 hijos se encargan de preparar todo para que nada falte este día: cazuelas de pavas, asados, pan amasado y un poquito de mosto para la garganta. La mañana del miércoles rápidamente se ve marcada por los cánticos frente al altar, los que se extenderán por más de 16 horas para que cerca de las 12 de la noche, se marque el fin de la celebración con la tradición local de los balazos al aire.
Por: Juvenal Arancibia – José Pinto
Fotos: Nico Carrasco.
El Rancaguino
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