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martes, 27 de octubre de 2015

Alta incidencia de la depresión en Chile

Flor Vásquez

En Chile, la incidencia de la depresión es bastante alta. Así lo indicó el médico psiquiatra César Castro Astete, jefe de la Unidad de Salud Mental del Servicio de Salud O’Higgins, quien agregó que se estima que un 40 por ciento de las personas han tenido o van a tener un episodio depresivo a lo largo de su vida.
Esas cifras lo llevan a considerar que “en general, somos un país depresivo”.
Añadió que los números de ingresos por depresión a los centros de atención primaria u hospitales aumentan año a año; “es una tendencia mundial, un diagnóstico cada vez más frecuente”.
Explicó que actualmente existe una mayor aceptación social del diagnóstico de depresión, de manera que las personas afectadas se atreven más a consultar. “Muchos de esos casos corresponden a cuadros más leves que antes no accedían a tratamiento; en cambio ahora acceden a un tratamiento más temprano, lo que permite prevenir complicaciones”.
Puntualizó que entre los factores que influyen en la alta incidencia de la depresión en Chile se pueden mencionar las condiciones sociales y económicas que facilitan la aparición de síntomas depresivos. “Todos los países que han tenido grandes cambios sociales y económicos en un periodo corto de tiempo tienen más problemas de salud mental y Chile está dentro de ese grupo. Otro factor de riesgo corresponde a los horarios de trabajo que tenemos en Chile, que no permiten dejar tiempo para la familia o para la recreación; también hay muchos trabajadores que laboran sin luz natural o que tienen trabajos informales, lo que implica inseguridad e inestabilidad. Este sistema neoliberal centrado en adquirir bienes genera frustración y depresión”.
En tanto, el médico psiquiatra del Hospital Clínico Fusat, Rodrigo Ávila Rebolledo, señaló que “la prevalencia de depresión en Chile es un dato variable, pero algunos estudios hablan de una cifra en torno al 9 % (11% en mujeres y 6.4 % en hombres). Además, los datos dependen de si es que estamos hablando de depresión mayor o trastorno del ánimo depresivo en general”. Agregó que en relación al resto de América Latina y El Caribe estamos moderadamente por sobre las cifras promedios que llegan, según algunos estudios, al 4.9 por ciento. Las causas de esta diferencia no se han podido establecer fehacientemente, ya que la depresión es una enfermedad multicausal”.

UNA ENFERMEDAD POTENCIALMENTE GRAVE
El psiquiatra Rodrigo Ávila indicó que la depresión como trastorno es una enfermedad potencialmente grave, que compromete de manera integral al individuo, generando un detrimento funcional que en algunos casos puede ser importante y cuya complicación final más temida es el suicidio. “Cuando en salud mental hablamos de depresión nos referimos a una afección que tiene un origen bioquímico cerebral, ya que se pierde la homeostasis básicamente en el sistema serotoninergico, lo cual sintomáticamente se traduce (como síntoma) en una alteración de la conducta de la persona que la padece”, explicó.
Respecto de la clasificación de depresión endógena y exógena, aclaró que se usó en algún tiempo para poder decir o describir que una depresión podía estar dada por características propias del individuo que enfermaba (endon) o si eran factores externos (contextuales) los que lo hacían; “hoy sabemos que cuando una persona enferma ambos factores contribuyen a desarrollar el cuadro depresivo”.
Precisó que los síntomas de la depresión se caracterizan por alteraciones conductuales en las cuales aparecen al menos dos semanas de ánimo depresivo, falta de motivación, disminución o ausencia de sentir placer en las actividades que cotidianamente lo hacían (anhedonia), cambios en el apetito (mayor o menor), alteraciones del sueño, disminución de la energía y actividad motora, sentimientos de culpa, dificultades para concentrarse y en casos más graves ideas de muerte.
Añadió que las causas que generan un cuadro depresivo son múltiples, pero operacionalmente se podría decir que se resumen en 2: factores genéticos y ambientales. “En los primeros se puede ver cierta relación entre prevalencia de la enfermedad e historias familiares en donde exista el antecedente de depresiones. Respecto al contexto es muy variable ya que los estímulos que desencadenan el cuadro depende de la susceptibilidad personal”.
Subrayó que la gravedad del cuadro depresivo está dada por la severidad de los síntomas, por ejemplo hay depresiones en que aparecen síntomas psicóticos (pérdida del juicio de la realidad), o en aquellas en donde aparecen ideas de muerte, o cuando hay abuso de sustancias o en concomitancia con alguna patología médica (demencia inicial, enfermedad de Parkinson u otras patologías psiquiátricas como por ejemplo los trastornos de personalidad.
Agregó que la depresión es una enfermedad que se puede presentar como episodio único “y en ese caso podríamos decir que una persona que la padeció se curó, pero lo que vemos habitualmente en la práctica clínica es la recurrencia. Por ejemplo, hay cifras que hablan de que una persona que ha tenido un episodio depresivo tiene un 60 % de probabilidad de hacer un segundo y después de un segundo las probabilidades aumentan a un 70 % para poder hacer un tercero y después de este existiría un 90 % de hacer un cuarto episodio depresivo”.
Advirtió que el riesgo de suicidio en general se ve en las depresiones más graves o en aquellas en que exista una comorbilidad como las mencionadas anteriormente. “El suicidio es la complicación más grave de la enfermedad depresiva y muchas veces la persona que lo ejecuta no da signos de que lo vaya a realizar. Se describe que el mayor factor de riesgo para suicidio y en donde uno debería buscar activamente esta potencial instancia es padecer o sufrir una patología de salud mental”.

VIGILANCIA DE INTENTOS DE SUICIDIO

El psiquiatra César Castro indicó que la gran mayoría de las depresiones tienen un foco más bien reactivo, en que el paciente después de una pérdida afectiva se deprime. “Sin embargo, hay un subgrupo cercano al 15 por ciento de los pacientes deprimidos en que la recuperación no es completa o tienen varios episodios depresivos a lo largo de la vida; que la gente entiende como depresión crónica. Esas son personas especialmente predispuestas que podrían tener ciertas alteraciones químicas en su cerebro, que hace que se depriman más que otros. En general esas personas requieren de un buen tratamiento y debieran estar en permanente control”.

– ¿Todas las personas con depresión tienen riesgo de suicidio?
– Cualquier persona que cursa cualquier trastorno psiquiátrico tiene más riesgo de intento de suicidio que el resto de la población. Dentro de las personas que tienen depresión, los pacientes depresivos más severos tienen más riesgo de suicidio. Los pacientes deprimidos severos que han tenido más episodios depresivos tienen más frecuencia de intento de suicidio y aquellos que han tenido al menos un intento de suicidio tienen más riesgo que todos los demás.
Hay quienes equivocadamente ven el intento de suicidio como una forma de manipular o de llamar la atención y le restan importancia. Eso, por lo menos desde el punto de vista estadístico no es así. Cualquier persona que ha tenido un intento de suicidio en la vida tiene mucho más riesgo de repetirlo. En esta región tenemos un programa de vigilancia que está a cargo de la Seremi de Salud, es un proyecto de investigación asociado a la Universidad de Chile para la vigilancia de los intentos de suicidio. Esta región es pionera en un boletín, en que todos los servicios de urgencia de la región están obligados a reportar cuando llega un paciente con un intento de suicidio. Después hay una serie de protocolos que determinan seguimiento en atención primaria y en el hospital. También, la Seremi está participando en un proyecto en que se hace una evaluación de los suicidios consumados, se analizan las variables que influyeron en esas personas para concretar el suicidio.

– ¿Cómo se puede diferenciar la depresión de la tristeza?
– En la depresión hay una disminución del ánimo que es sostenida, no es algo que dure un par de días, sino por lo menos dos semanas con una tristeza permanente o la mayor parte del día. Lo segundo, se trastornan ciertos ritmos propios del cuerpo y de la vida, por ejemplo problemas para dormir, disminución o aumento del apetito, disminución del interés por las cosas que antes le gustaban, aparición de ideas y pensamientos que tienen que ver con la desesperanza. Si eso persiste más de dos semanas podemos sospechar que hay un cuadro depresivo y eso amerita una consulta con un médico.

– Si la persona con depresión no quiere ir al médico, ¿se la puede llevar a la fuerza?
– En general no funciona mucho llevarla a la fuerza, salvo que haya un riesgo evidente, si hubo un intento o si hay un riesgo de suicidio se puede llevar al servicio de urgencia al paciente. En el caso que haya riesgo para otros se puede utilizar lo que se llama una internación administrativa vía la Seremi de Salud; es para casos más extremos. Lo recomendable es convencer a la persona que consulte un médico. Muchos casos de depresiones leves no necesitan fármacos, sino que psicoterapia y ciertos cambios en el estilo de vida.

– ¿Qué medicamentos se indican cuando el caso lo amerita?
– Lo más habitual es que se usen antidepresivos, hay una amplia gama. La red del Servicio y la atención primaria tienen disponibles varios fármacos que son bastante buenos para el manejo de la depresión. En Chile la depresión está cubierta por el Auge y considera la entrega de fármacos si es necesario. A veces usamos fármacos complementarios, por ejemplo para bajar la angustia o algún inductor del sueño, dependiendo de la sintomatología de cada paciente, No todos los pacientes requieren de estos fármacos de apoyo.

– ¿Algunas personas son reacias a tomar medicamentos?
-Los primeros antidepresivos que se usaron eran muy sedantes y mareaban mucho. Desde el advenimiento de la fluoxetina los antidepresivos funcionan bastante bien.

– ¿Aumentan los suicidios en primavera?
– Hay varias teorías. Una, es que los pacientes con trastornos bipolares tienden a descompensarse en esta época. Otro factor para este aumento es que en primavera al aumentar las horas de luz los pacientes que estaban más deprimidos tienden a activarse y a tener más energías, lo que aumentaría el riesgo de intento de suicidio porque tienen la energía para hacerlo.

– ¿En el caso de Eduardo Bonvallet se puede considerar que hubo un fracaso del tratamiento de su depresión?
– Hay distintas variables. Pueden haber ocurrido eventos que descompensan a la persona, o el paciente abandonó el tratamiento. De ahí la importancia de tener una actitud preventiva, que el paciente esté en control, siguiendo su tratamiento. Y la familia debe estar alerta a algún cambio de actitud. Sin embargo, a veces todo esto no es suficiente, porque el suicidio es parte de la conducta humana. Y porque la persona que lo intenta muchas veces siente un sufrimiento tan grande que no encuentra otra salida. Por eso, en la lucha contra la depresión todos debemos involucrarnos.
EL RANCAGUINO
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