Condenado por un delito de violación impropia (continuado) y otros tres de violación, y sentenciado a una pena única de 15 años de presidio mayor en su grado medio, quedó el imputado M. A. A.C, sujeto que violó en reiteradas ocasiones de la hija de su pareja, con la consecuencia de un embarazo no deseado para la víctima; además, el violador quedó absuelto de dos delitos de abuso sexual contra la misma víctima. Pese a conocer la identidad del condenado, solo entregamos sus iniciales como una manera de proteger la identidad de la víctima.
Así se conoció durante la jornada de ayer en el Tribunal Oral en lo Penal de Rancagua, ocasión en que la jueza redactora María Esperanza Franichevic leyó la lectura de sentencia que entregaba la pena que deberá pagar el victimario. A la audiencia se presentó la fiscal del caso, Gabriela Carvajal, al igual que el condenado que presentaba la cara hinchada por golpes, que no fueron atribuidos a Gendarmería.
Según el fallo de la terna integrada por los jueces María Esperanza Franichevic, Marcela Paredes y Roberto Cociña, el sentenciado Alegría Correa, desde que la víctima tenía 12 años de edad hasta los 14, la violó en reiteradas oportunidad -sin que se pudiera precisar el número exacto de veces, las fechas de su ocurrencia, ni el detalle de cada una de las oportunidades en que se produjeron dichas agresiones- en las ciudades de Rancagua, San Bernardo y Osorno; todo ello corresponde al delito de violación impropia. Además, cuando la víctima cumplió los 14 años, continuó con las violaciones, que dejaron como resultado el embarazo de la joven; ello fue considerado como delito de violación.
Además, Alegría Correa deberá pagar 5 millones de pesos a la madre (su ex pareja) por los daños causados y que fueron causas de la demanda civil. También deberá pagar el 50 por ciento de las costas del caso, y quedó inhabilitado perpetuamente para “ejercer cargos y oficios públicos, derechos políticos, y para cargos, oficios o profesiones ejercidos en ámbitos educacionales o que involucren
una relación directa y habitual con personas menores de edad”. Con esto termina la parte judicial de un horroroso crimen que se repitió por varios años y que dejó huellas imborrables para la joven víctima y su familia.
una relación directa y habitual con personas menores de edad”. Con esto termina la parte judicial de un horroroso crimen que se repitió por varios años y que dejó huellas imborrables para la joven víctima y su familia.
EL RANCAGUINO
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