Actualmente funcionan mediante la donación monetaria y reúnen recursos a través de diversas actividades. Sin embargo, para operar a largo plazo, necesitan de contribuciones estables. Es por eso que postulan a fondos públicos y llaman a empresarios que quieran sumarse a esta causa.
Marcela Catalán
Con el fin de mejorar en sus habilidades motrices y contacto social, niños con síndrome de down, autismo o mielomeningocele, deberían asistir unas tres veces a la semana a sesiones de hipoterapia. Pero para diversos padres, dicha posibilidad está bastante lejos de lo que la realidad les permite. Y es que cada clase cuesta unos $20 mil, debiendo desembolsar alrededor de $240 mil al mes. En vista de aquello es que en Graneros ha nacido una nueva organización, la cual atiende gratis a quienes deseen sumarse a esta técnica. Se trata de Fundación Hipoterapia Hoy y Siempre por Ellos, presidida por Danny Yadira Cáceres.
“Es la primera entidad de este tipo que surge en esta comuna. Igual la gente nos ha abierto harto las puerta y nos colabora de una u otra manera, pero queremos concientizarlos más, pues beneficia a la misma comunidad”, indica su mandamás.
Hasta ahora sobreviven gracias a la captación socios, que donan dinero con cierta periodicidad. No obstante, sólo son 38 los inscritos. Además, deben cubrir una serie de aspectos para seguir en marcha. Es así como tienen que comprar la fardos de los que se alimentan los equinos empleados, cancelar el arriendo del terreno donde se establecieron -en el sector de Cuarta Hijuela #315-, que asciende a $300 mil cada mes, pagar al equipo profesional con el cual prestan sus servicios, entre otras cosas.
Sin embargo, esto no es todo. Y es que para atender como corresponde, necesitan de algunos implementos específicos para la sala de evaluación donde reciben a los niños. Sí, pues en muchos casos, la hipoterapia por sí sola no es suficiente y primero deben estimular a los pacientes con otras técnicas.
Más allá de aquello, ¿en qué consiste este tratamiento? Cáceres explica: “Se hace arriba de un caballo, que es la única especie con los mismos movimientos de los humanos. Esto facilita harto el proceso de rehabilitación. También se hace debajo del animal, como parte de la terapia PAE, de contacto, donde inicialmente buscamos un acercamiento. Porque no es llegar y subir al niño. Previo a eso hay una evaluación, porque no todos los pequeños pueden someterse a esto”.
Al respecto, la kinesióloga argumenta que esta técnica no es para personas cuyas dos primeras vértebras estén luxadas. La razón es que el desplazamiento del equino puede causarle más problemas, pudiendo disminuir o afectar su movilidad. Por ello, antes de, el paciente debe hacerse una radiografía. Con todo, Cáceres recuerda que la hipoterapia está indicada para menores con síndrome de down, autismo, parálisis cerebral, déficit atencional e hiperactividad, entre otros.
Quien ha mejorado a través de estas sesiones, es el pequeño Sergio. Él tiene 4 años y nació con hidrocefalia y mielomeningocele. “No se le cerró la columna, quedando expuesta. Su lesión está entre la parte lumbar y sacra. Como él, son niños que lamentablemente no caminarán. Pero pueden adquirir más destreza y movilidad para desplazarse en silla de ruedas y ganar más independencia.”, comenta la profesional. “Al principio rechazaba un poco el caballo, aunque después no se quiso bajar. Tampoco hacía mucho contacto visual. Ahora lo establece más y por lo menos se deja tomar e incluso es más regalón”, agrega. Junto con Sergio, otros 39 chicos asisten a esta fundación, fluctuando sus edades entre los 2 y los 18 años. Y no sólo vienen de Graneros, pues poseen usuarios de Machalí, Rancagua y Mostazal.
De igual modo, Cáceres aclara que esta técnica no sólo es recomendada para infantes. “También lo está para aquellos adultos que sufren de depresión alta, les da un accidente vascular y quedan con una hemiplejia, o para personas con párkinson. Hay algunos que han llamado para venir a evaluaciones. Sin embargo, todavía no recibimos adultos, (la idea es) que lleguen”, afirma.
FINANCIAMIENTO
Con el fin de cancelar sus gastos, la organización realiza diversas actividades. Es así como el 6 de diciembre y en la Plaza de Armas de Graneros, efectuarán un evento donde brindarán masajes y venderán distintas cosas para sumar dinero. Si desea colaborar, puede comprar un bono a $1000. Aparte están en conversaciones con empresas, para que les descuenten en la planilla a los trabajadores interesados en donar. En gratitud, atenderán sin costo a sus familiares con alguna capacidad diferente.
En cuanto a quiénes ya se han puesto con la causa, se encuentra el municipio de Graneros. Sí, pues el ente edilicio les ayudó a constituirse como fundación. Además postularon a una subvención extraordinaria suya, obteniendo $3 millones. Con dicho monto compraron los dos equinos que poseen, cada uno de los cuales significó $450 mil menos.
“Los conseguimos buscando, porque en Chile es difícil hallar caballos aptos para hipoterapia. Deben tener ojalá 8 años, medir un metro 50 o 60 aproximadamente y ser más bien mansos para tratar a niños”, explica Diego Sánchez, kinesiólogo. Uno de los animales fue traído desde Santiago. Se trata de Jala Jala, quien trabajaba con una psicóloga. Su “colega” es Perla, hembra que ayudaba a la rehabilitación de pequeños, tal como ahora. Con el resto de los recursos aportados por la alcaldía, cancelan el arriendo, se preocupan de dar los cuidados necesarios a estos ejemplares, pagan el sueldo del equipo especialista, entre otras cosas. La rendición correspondiente la harán en diciembre.
Para funcionar, de igual forma debieron levantar caballerizas y habilitar un camerino como sala de evaluación. Respecto a lo primero, sostienen que todavía requieren de implementos. “Esta sala no es la ideal, porque hay muchas cosas que en este momento no tenemos y las estamos pidiendo. Por ejemplo, la colchoneta que tenemos no es la adecuada para este tipo de pacientes que son neurológicos. Por eso gestionamos con el Hospital Regional de Rancagua, para que nos den algunas que no estén ocupando”, detalla Pamela San Martín, también kinesióloga.
Aparte, la joven agrega que están en conversaciones con el Rotary de Graneros. “No necesariamente debe ser una ayuda monetaria. Pueden ser insumos que a nosotros nos hacen falta. Ellos lo están analizando, aunque aún no nos dan respuesta. Esperamos que nos sigan colaborando y que nos ayuden quienes dicen que lo harán”, dice la joven.
Otra forma de brindarles una mano, sería donarles un terreno en el cual puedan funcionar. Según explican en la fundación, el carecer de éste no sólo implica tener que cancelar un arriendo. Sí, ya que además ha dificultado su postulación a fondos. Por ejemplo, querían optar a uno de la Embajada de Japón que los ayudaba a construir. Pero como no tenían sitio propio, dicha posibilidad se vio truncada. “Si alguien nos pueda donar 5 mil metros cuadrados, sería fabuloso”, declara Danny Yadira Cáceres.
Adicionalmente aspiraron al Fondo de Desarrollo Social, cuestión que tampoco llegó a buen puerto. Y es que al no tener un año de vida, ese camino se vio obstaculizado. Con todo, recurrieron a la Presidenta Michelle Bachelet. Es así como le enviaron una misiva con los respectivos antecedentes de la fundación. La respuesta fue que deben adjuntar los papeles de la fundación y, luego de esto, en La Moneda analizarán si les dan un aporte mensual.
También están postulando al Fondo Concursable de Walmart Chile, para organizaciones sin fines de lucro. El 15 de enero sabrán los resultados.
“LE COSTABA SALUDAR”
Desde hace un mes que Paola Vergara lleva a hipoterapia a Gabriel Morales (3), trasladándose desde Machalí. Él tiene un trastorno de integración sensorial, cuestión que se traduce en dificultades con el gusto, tacto y audición, por ejemplo. “Le desagradan todas las texturas o el contacto físico. Le da asco tomar la lechuga con aceite y son muy pocas cosas las que come, porque no le gusta lo revuelto. También tiene problemas de motricidad”, comenta.
“A veces son cambios tan sutiles... Pero cuando se vive con estos niños, uno los nota. Está un poquito más despierto, porque la cúspide de su recuperación será una mejora en su lenguaje. Hemos visto avances en eso y en la comprensión. Antes, llegaba y le costaba saludar a los chicos o al caballo. Ahora se le hace más fácil. Incluso acaricia al caballito y lo abraza cuando termina la terapia. Ésta le sirve para el contacto, porque no le gusta el cariño, ni hacer ni que lo toquen”.
EL RANCAGUINO
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