La Fundación sin fines de lucro se ha hecho presente por años en el país, y la región de O'Higgins no es la excepción, ya que apoya a miles de personas de distintas localidades.

Camila Barrios
Fondo Esperanza (FE) es una institución de desarrollo social, que tiene como misión apoyar
el emprendimiento de mujeres y hombres de sectores vulnerables a través de servicios microfinancieros, capacitación y promoción de redes de apoyo, con el objetivo de aportar al mejoramiento de sus condiciones de vida.
Esta fundación lleva 12 años de trayectoria en el país, y en la región de O'Higgins ya ha ayudado a más de 2 mil emprendedores de los sectores de: Codegua, Coínco, Coltauco, Doñihue, Graneros, Machalí, Olivar, Quinta de Tilcoco, Rancagua, Requínoa, Rengo y Mostazal.
En qué consiste Fe. Esta fundación sin fines de lucro busca a través de su Escuela de Emprendimiento, educar y entregarles herramientas que contribuyan al desarrollo del negocio que los beneficiados quieran optar.
A través de un completo plan de capacitación para el emprendimiento, pensado especialmente en las formas en cómo aprenden los adultos, apoyan a los emprendedores entregándoles un espacio de desarrollo continuo de aprendizaje. Este proceso finaliza con una certificación anual, por cada año cursado de los asistentes.
Además este plan educativo gratuito se desarrolla a través de con 18 módulos educativos dividido en 4 áreas de desarrollo: empoderamiento, bienestar familiar, desarrollo del negocio y capital social. Estos cuatro focos ayudan a que el beneficiado sepa desenvolverse mejor y esté preparado para montar su negocio.
Microcréditos productivos
Financiamiento progresivo de las iniciativas de negocio (plazos de 4 a 6 meses), con montos a la medida de sus capacidades financieras (de $70.000 a $900.000) y pagos accesibles (semanales y/o quincenales). Los préstamos otorgados registran una tasa de devolución cercana al 99%.
Capacitación: A través de la Escuela de Emprendimiento.
Redes: Generar y fortalecer vínculos de apoyo y colaboración entre los distintos
actores (Bancos Comunales, emprendedoras(es) y comunidad en general). Esto con
el objetivo de fomentar las capacidades de autogestión y, así, promover el desarrollo
humano y comercial de los involucrados.
Fondo Esperanza ofrece financiar actividades económicas a través de un Banco Comunal (grupo de entre 21 y 25 personas que viven en un mismo sector y que se unen para obtener el servicio integral que entrega Fondo Esperanza). Esta metodología busca fomentar la organización y la solidaridad en las familias para el logro de objetivos comunes.
Pueden postular a esta iniciativa trabajadores independientes mayores de 18 años que viven en sectores de escasos recursos, personas con experiencia comercial que tengan un negocio propio funcionando y con oportunidades de crecimiento, emprendedores con ganas de salir adelante.
Más información se puede adquirir en la página web www.fondoesperanza.cl, o dirigiéndose a la oficina regional ubicada en Pasaje Cillero, Depto #25 A, de la ciudad de Rancagua.
Patricia Valdés, un taller en su propia casa
Se declara perseverante, luchadora y orgullosa de lo que ha conseguido como emprendedora gracias a su esfuerzo, el apoyo de su familia y de Fondo Esperanza.
A los 14 años se hizo cargo de sus hermanos menores y eso le impidió terminar sus estudios, pero logró salir adelante. Esta emprendedora cuenta que siempre le gustó la costura, lo cual se conjugó con sus deseos de aportar en su hogar y ser una mujer independiente.
“Mi marido me regaló una máquina de coser y aprendí sola a hacer cortinas, bastas y pequeños arreglos. Después hice un curso y aprendí técnicas más avanzadas, pero empecé por pura voluntad”, recuerda Valdés.
Para estar cerca de los suyos decidió levantar un taller en su propia casa, donde adaptó un espacio exclusivo para atender a sus clientes y para sus materiales de trabajo, ya que Patricia también se dedica a la confección. Esto último, hizo que viera la invitación a integrarse a Fondo Esperanza como una gran oportunidad. “Todos los préstamos los invierto en material para fabricar ropa blanca, ya que cuento con hartos clientes que confían en mi trabajo”, explica Patricia.
Desde su taller en Rancagua, Patricia agradece el apoyo que le han otorgado durante estos tres años en la institución. “Estoy feliz en Fondo Esperanza. Al principio llegué muy tímida y ahora nadie me para: me gusta organizar beneficios, onces y apoyar a mis compañeros. He formado muy lindas amistades en estos años”, cuenta. Ahora su próxima meta es comprar más máquinas.
Mirtha Henríquez “Cuento con el respaldo de un grupo de personas”
Juntó un pequeño capital para dedicarse a la compra y venta de distintos productos. Todos los días salía de su casa para vender puerta a puerta, y así aportar en la economía de su hogar.
“No era fácil salir de la casa. Como mamá una siempre está preocupada por sus hijos”, cuenta Henríquez. Por eso, cuando recibió una invitación para integrarse a Fondo Esperanza (FE) no lo dudó, ya que vio la oportunidad que estaba esperando para abrir su bazar.
“Eso fue hace como cinco años, frente a mi casa hicieron un colegio, así que empecé sólo con una fotocopiadora y algunos materiales como cuadernos, lápices, etc. Me arriesgué no más, porque era la única forma de conseguir lo que hace tiempo anhelaba”, dice.
Destaca que en su permanencia en FE ha sentido la confianza de su Banco Comunal. “Siempre me ha gustado el comercio y Fondo Esperanza ha sido una buena experiencia, sobre todo porque cuento con el respaldo de un grupo de personas”. Además finalizó “ir a las reuniones de alguna manera es un escape a la rutina diaria, compartimos, lo pasamos bien, aprendemos y yo siento que ha crecido mi autoestima”, declaró Mirtha.
EL RANCAGUINO
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